"Para ti, que llegaste de repente y cambiaste el argumento de esta historia y el de mi vida."

miércoles

Querida Nonna,

Llevaba tiempo pensando en cómo empezar esta carta, buscando alguna manera especial y distinta que la distinguiera de las demás. Pero no la he encontrado. Así que simplemente me limitaré a contarte todo lo que está pasando.

Hace ya dos semanas que te fuiste, catorce días, catorce noches en las que al cerrar los ojos no hacía más que acordarme de el último día que te vi sin saber que ya nunca más volverías a reñirme, a corregirme, a reirte conmigo… Y aún no me acostumbro. Y sé que era lo mejor, por que tú no merecías seguir sufriendo, no merecías llevar una vida basada en médicos y preocupaciones. Pero soy egoísta, y me gustaría tanto que siguieras con nosotros.

Por que, después de pasar estos 19 años juntas, aún no sé como decirte adiós. Y quizás es porque no quiero aceptar el hecho de que, cuando entre en tu casa, no estarás sentada en tu butaca, con tu mantón echado sobre los hombros esperando recibir un beso. Y me duele, me duele mucho, pensar en todo lo que ya no vas a ver, las cosas que te vas a perder, las Navidades que no vamos a compartir, los primeros pasos de Vera, los cincuenta de Edi… Has compartido toda mi vida, eras un motor dentro de ella, y ahora mi energía no es capaz de recuperarse.

Y quiero decirte gracias, gracias por todo. Gracias por toda la sabiduría que me has dado, que nunca nadie llegará a superar; gracias por todas tus historias, por compartir tus recuerdos conmigo, fueran tristes o alegres; gracias por haber sido una abuela distinta, porque eras discreta, y siempre me guardabas los secretos. Pero sobre todo, gracias por lo que me has enseñado, gracias porque, gracias a ti, he aprendido algo que nunca olvidaré, y es las ganas de luchar. Tú has luchado toda tu vida contra todo, sabiendo que si lo hacías, conseguirías lo que querías. Y eso es lo más valioso que yo me llevo de ti, Nonna.

Así que, ahora, estés donde estés, allí arriba, espero que estés observándonos, y que te des cuenta el hueco que has dejado, y que nunca nadie sustituirá, y que nos cuides a todos, y que algún día, vengas, y te despidas, pero no con un “adiós”, sino con un “hasta luego”. Por que si dijera adiós, sería como borrar todos aquellos recuerdos que me has dado. Así que sólo cerraré los ojos y me acordaré de que compartiste algo conmigo, y que, aunque de una forma, no pueda, yo te estaré abrazando todas las noches, dándote un beso antes de irme a dormir, y, una vez más, agradeciéndote todo lo que has hecho por mi.

Te quiero muchísimo, y te echo mucho de menos,

Irene

2 comentarios:

  1. Joder, qué preciosidad, me encantaría llevarme tan bien con mi abuela como lo has hecho tú con la tuya, con la mía me llevo a matar, aunque a veces nos vamos de compras en plan locura y en el fondo la quiero un montón.. Al leer esto me he acordado de mi abue, niña es genial enserio :) un beso

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    1. En el fondo, mi abuela y yo éramos iguales, y todo lo que pudimos discutir, siempre fue para bien. Disfruta de tu abuela, son las personas más sabias y que más te van a ayudar, y cuando no estén, notarás esa falta muchísimo... Un besito! :)

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