"Para ti, que llegaste de repente y cambiaste el argumento de esta historia y el de mi vida."

viernes

Esa mañana me desperté con un mal sabor de boca; había dormido mal, y cuando levanté las persianas llovía. Y eso fue el comienzo del peor día del resto de mi vida. Sonó el teléfono, me pareció más bien que el demonio llamaba a mi puerta. Levanté el auricular y sólo oí un llanto quebrado, desgarrador, una señal que me hizo darme cuenta de que todo había terminado.


Nunca más volvería a ver aquella sonrisa en su rostro, nunca más volvería a besar aquellas mejillas, a revolver aquel cabello azabache, nunca más volvería a tumbarme a su lado y a quedarme mirándola hasta que ella me enseñase la lengua o intentase tirarme del pelo.


En sólo veinticuatro horas mi vida había cambiado. Había pasado de tener un buen comienzo de año, con mi familia, mis amigos, una vida tranquila, sin más preocupaciones que los exámenes... a de repente encontrarme con que miles de corazones se morían de dolor.


Ese día me dormí abrazada a mi almohada, húmeda, completamente empapada por mis lágrimas, y esa noche soñé con ella, soñé que me despertaba saltando sobre mí, que se tiraba sobre mí y que, con esa sonrisa, se despedía de mí para siempre, dejando ese hueco en mi corazón y diciéndome con la mirada: "Estaré siempre contigo".

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