"Para ti, que llegaste de repente y cambiaste el argumento de esta historia y el de mi vida."

sábado

Estábamos los dos juntos, en una habitación, tumbados el uno al lado del otro, abrazados. Yo escondía mi cabeza en su pecho y el me acariciaba el pelo. Debíamos llevar así horas. Pero, ¿qué importaba? Cuando estaba con él los días se convertían en segundos. No hablábamos, sólo nos mirábamos, nos acariciábamos, nos besábamos… Las sensaciones más maravillosas del mundo. Y el me susurraba al oído, con esa voz tan dulce que tenía. Y yo me sonrojaba, y me reía, y volvía a besarle, azorada pero feliz, más feliz de lo que nunca había sido. Rogaba para que aquel momento no terminase nunca, para que pudiésemos quedarnos así toda la vida, que ojalá siempre me quisiese tanto como yo a él, que no se apartara de mí, que me ayudara como mi mejor amigo, y me protegiera. Y cuando me miró a los ojos, esbozó esa sonrisa, y me besó, cerré los ojos, dejándome llevar, queriéndole más que nunca, agarrando fuertemente su mano, y deseando que todo aquello fuera real.

Cuando me desperté supe que nada de lo que había soñado era real. Todo un sueño, un sueño maravilloso y fantástico, una fantasía, la mía, que nunca se haría realidad.

2 comentarios: