"Para ti, que llegaste de repente y cambiaste el argumento de esta historia y el de mi vida."

martes

Él. Ojos azules. Jadeos. Besos. Sonrisas. Manos que suben. Pantalones desabrochados. Y sólo ellos dos, sólos, nadie más.
Por fin, después de un año, ha conseguido lo que más ansiaba: tenerlo para ella sola. Él la besa, una y otra vez, con ganas, con pasión, con necesidad. Ella se abandona, se deja amar, se entrega a él. Nunca había sido tan feliz.
La noche se va haciendo más y más profunda, hasta que finalmente, él se duerme. La luz de la luna ilumina tenuemente la habitación. Ella se incorpora y lo observa. ¡Qué feliz es!. Y cuanto lo quiere, más que a nadie. Sonríe y se acurruca a su lado, abrazándolo con fuerza, sintiendo su presencia hasta que se duerme.
Comienza a amanecer; el sol filtra sus rayos por la ventana, dotando a la habitación de luz natural. Ella entreabre los ojos y mira a su lado. Pero no hay nadie. Se incorpora rápidamente y palpa la cama. “¿Dónde está?¿dónde se ha metido?”.
Se levanta de la cama y comienza a vestirse cuando él entra en la habitación. Vestido con unos vaqueros cortos, sin camiseta, sus rizos castaños despeinados y con un brick de leche en la mano. La mira fijamente, con sus ojos azules. Y ella siente que se muere de amor, y se levanta, dispuesta a besarle con todas las ganas y la pasión posible.
Pero él se aparta. Un paso hacia atrás. Una mirada interrogante.
-¿Qué haces?
-Darte los buenos días… -murmura ella.
-Ya, pues no quiero tus buenos días. Y vístete anda, que tengo que ir a clase-responde él saliendo por la puerta.
Y allí se queda ella, sola, destrozada, las lágrimas asomando en sus ojos, la cara descompuesta. Pero no va a quedar así. Le sigue hasta la cocina.
-Pero, ¿tú de qué vas? Me llamas ayer, me dices que me necesitas, que tienes que verme, que me echas de menos… Y yo vengo, y tú… tú me besas y me abrazas, y otra vez me repites que necesitas que esté contigo, y… lo de anoche… -nota como las lágrimas quieren escapar de sus ojos.
Él la mira fríamente. Sus ojos azules clavados en ella.
-Lo de anoche fue sólo un polvo. No hay nada más. Tú no significas nada para mí. Simplemente tenía ganas de acostarme con alguien, y sabía que tú acudirías corriendo.
Y ella le cree, le cree por que le mira a los ojos, y ve que allí no hay rastro de aquel supuesto amor que anoche había, sólo ve indiferencia. Y no puede aguantarlo, y rompe a llorar. Le grita, le insulta, le golpea… Cae al suelo, débil, siente un fuerte dolor en el pecho. No puede soportarlo. Todo lo que había ocurrido anoche para ella había sido algo mágico. Pero estaba equivocada. Había sido todo una mentira. Había creído ser alguien importante para él. Pero sólo era una más, una estúpida chica dentro de su gran colección de mentiras.

2 comentarios:

  1. Llevo una hora leyendo tu blog.
    Me encanta.
    Com escribes, la música, todo.
    Te felicito por este blog, a mi ya me has enganchado.
    liberarversospresos.blogspot.com

    ResponderEliminar
  2. realmente me encanto.lei tu primera entrada y encuentro que tienes el don!al leer , me senti viviendo la historia, en vez de ser una espectadora más.felicitaciones y espero que escribas mas:) pd:que bien el toque de la musica!

    ResponderEliminar